El proyecto es una negociación entre interior y exterior, la construcción de un espacio intersticial habitable, que se convierte en el espacio central del proyecto. Los límites entre el espacio abierto y el contenido desaparecen para producir una sola entidad espacial. Lo importante no es el objeto arquitectónico, ni siquiera sus límites, lo realmente trascendente es la experiencia espacial; y para construirla se utilizan no solo materiales inherentes a la disciplina arquitectónica (muros, losas, columnas, etc.) sino también elementos más suaves y cambiantes a los que se les da igual o más valor para construir dicha experiencia espacial: plantas, árboles, flores, vegetación; todos ellos generando una paleta diversa y estacional, para construir una experiencia mixta que varía con el paso del tiempo y cambia a lo largo del año.
El diseño establece tres habitáculos separados diseñados acorde con las tres actividades planeadas; cada uno de ellos se define por su uso, pero también por un claro contenedor de simples formas: el primero contiene un bar con cocina, y una zona de cambiadores y baños; el segundo es una área de juegos infantiles que puede ser usado a su vez como área de lectura cuando las temperaturas bajan en la noche; y finalmente un contenedor de mayores dimensiones que es la sala de estar, un espacio protegido, templado y confortable adecuado para la conversación, TV, etcétera. Pero es la voluntad de dar continuidad entre estos tres espacios autónomos donde el proyecto se refuerza y toma sentido; se consolida un espacio continuo, en contacto total con la naturaleza pero protegido de las inclemencias del tiempo, que expande cada uno de los espacios definidos por los contenedores definiendo un espacio único, que interrelaciona cada una de las partes construyendo un todo continuo.
Y es a través de la definición de este espacio central, a través de la definición de su forma, que los patios contiguos toman su verdadero valor. Estos son tan esenciales al proyecto como la edificación en sí misma, y permiten la construcción de una sola experiencia total. De la misma manera que los habitáculos dan continuidad al espacio central en lo referente a uso y espacio, los espacios abiertos adyacentes lo cualifican y le proporcionan diversidad, dando idiosincrasia al espacio abierto. El diseño de la piscina es parte de esta misma estrategia, y responde a la voluntad de caracterizar uno de los espacios laterales; su formalización necesariamente responde a la estructura del Lounge, incorporando en su forma la posibilidad de múltiples usos del agua y de su disfrute.
El edificio se construye como un zócalo para subrayar las vistas de las montañas. La intervención quiere ser extremadamente respetuosa con el contexto existente y entiende que la vegetación y la vida al aire libre son los protagonistas reales del proyecto; dos árboles impresionantes que existen en el lugar son incorporados en el espacio como si fueran partes del programa mismo. El Lounge está construido en hormigón blanco no solo por ser en el contexto local de bajo coste, bajo mantenimiento, y alta demanda de mano de obra, sino también y sobre todo, porque permite al edificio exponer su simplicidad estructural y su neutralidad frente a una naturaleza desbordante.