La mayoría de los parques construidos en el siglo XX son la continuidad de una inercia generada en el XIX, donde el paisaje es incorporado como elemento decorativo. Los parques públicos son lugares de contemplación, donde el paisaje construye un escenario para el recreo, es decir, lugares para caminar, sentarse, y sentirse fuera de la ciudad industrial, y por lo tanto, cerca de la Naturaleza. El parque del siglo XXI refleja una nueva comprensión y planeamiento de la ciudad, y son incorporados como componentes urbanos activos, elementos clave en el diseño de la ciudad y su vida cotidiana. Los parques deberían entenderse como nodos de actividad y producción, y en consecuencia, no sólo como paseos temáticos peatonales.

El increíble potencial del terreno de Neuchâtel reside en su ubicación, cerca del centro de la ciudad y el lago; su riqueza natural y de paisaje (lago, playa, playa, vistas a los Alpes y más ), son  valores extraordinarios que deberían volverse una oportunidad. Su condición actual como vestigio urbano (falta de programa, barreras topográficas y dificultad en la gestión de su escala) puede intervenirse para ser transformado en una nueva atracción. Comprender e incorporar la complejidad existente en el contexto urbano, así como definir una estrategia clara frente al paisaje, es clave para vincular este lugar a la estructura urbana y convertirlo en un nuevo nodo de centralidad de la ciudad, de la nueva Neuchâtel.