La propuesta pretende trabajar con la estructura del segundo piso del periférico de la Ciudad de México con el propósito de reciclar esta infraestructura en un nuevo espacio urbano para la ciudad. La idea primordial es imaginar una serie de escenarios experimentales en los que podríamos transformar los 66,000m2 de superficie de rodamiento con los que cuenta esta estructura y que actualmente solo los automóviles particulares utilizan.
De esta forma y a partir del respeto a la estructura existente, el proyecto planteará nuevas alternativas de uso y programa con el fin convertir esta infraestructura en un re-activador urbano capaz de transformar el entorno de la vía rápida y proporcionar más espacios de distensión para la ciudad de México.
En el entendido de que todo sistema vial debe estar en continua evolución y que cualquier infraestructura de este tipo termina por saturase, es importante prever que técnicamente las vialidades en segundos niveles tienen un tiempo estimado de vida útil corto. Si se analizan casos similares en ciudades como Boston o Tokio se descubrirán que tras un periodo de eficiencia de uso, las vías rápidas elevadas han sido finalmente desmanteladas y sustituidas por opciones viales y de trasporte alternas, dejando la superficie que ocupaban libre para ser reciclada y reprogramada como espacio público.
En el caso del segundo piso de la ciudad de México los especialistas han concluido que este cuenta con problemas técnicos graves que mermaran su eficiencia y acortaran su tiempo estimado de vida útil. Debido a esto seria provechoso entonces comenzar a pensar en que y como podríamos transformar esta basta superficie para que siga siendo una infraestructura útil para la ciudad.
Estudios comparativos de vías elevadas en otras ciudades, exponen también que la construcción de estas infraestructuras supone inevitablemente la transformación del entorno urbano inmediato y la creación de fracturas en el tejido de la ciudad que alteran la morfología urbana a gran escala. Debido a esto seria deseable también pensar para nuestro segundo piso nuevas estrategias que permitan mitigar los efectos nocivos que estas estructuras generan.
El proyecto que aquí se propone, no pretende debatir sobre la existencia y construcción de esta vía rápida, menos aun ahondar en la polémica que el segundo piso ha suscitado. Tan solo pretende utilizar esta infraestructura -ahora distinguible por la ciudadanía- como escenario hipotético para realizar propuestas sobre su posible reciclaje que nos permitan reflexionar sobre el potencial de repensar el espacio urbano.
Con 6.8 kilómetros de longitud el segundo piso de periférico junto con el distribuidor vial de san Antonio suman 18 kilómetros de valides elevadas, que comparativamente, son equivalentes a la superficie de la avenida Insurgentes desde Indios Verdes hasta San Ángel, dos veces la distancia del Viaducto, o el equivalente a la suma del área verde de varios parques urbanos de la ciudad de México. ¿Que pasaría si sustituyéramos la superficie de rodamiento que actualmente solo los automóviles particulares utilizan e imagináramos una ciudad diferente en este espacio?: ¿Que pasaría si convirtiéramos el segundo piso del periférico en un gran espacio público metropolitano?, ¿Que pasaría si solamente se utilizara como infraestructura del sistema de trasporte colectivo de la ciudad?, ¿Que efectos tendría si la convirtiéremos en el vivero mas grande del mundo?…
Las posibilidades son infinitas y son estas las que este proyecto pretende explorar…